BRICOS Y CONSEJOS
5. COMO CONSERVAR TRANSPARENTES LOS FAROS DEL COCHE
De la tecnología de iluminación de nuestro vehículo depende que veamos mejor o peor la carretera y cualquier otro elemento. Pero también de que los faros estén limpios, o no. Además, si no dedicamos un tiempo a limpiar los faros es posible que se deterioren a un ritmo más acelerado y acabemos perdiendo visibilidad o incluso sufrir un accidente.
Así que, es importante tomar precauciones: limpiar los faros con cierta frecuencia y hacerlo de forma correcta para tenerlos en perfecto estado, no solo para evitar accidentes de tráfico, sino también para evitar a largo plazo tener problemas cuando vayamos a pasar la ITV. Porque, efectivamente, pueden ponerte pegas si las ópticas de tu vehículo están opacas y deterioradas, y no solo si las bombillas están fundidas o en deficiente estado.
Cómo mantener la transparencia de los faros
Con la intención de evitar el tono amarillento y el deterioro de las luces de nuestro coche, deberíamos limpiar los faros correctamente. Y para ello tampoco hay que complicarse demasiado, empezando por un lavado. Deberíamos usar agua y jabón en abundancia en los faros. Eliminar restos de barro, arena, sal, insectos, grasa, alquitrán o cualquier otro elemento adherido que pueda arañar la superficie. Agua y jabón de normal.
Hay algunos trucos caseros, más o menos eficaces, que nos pueden ayudar a limpiar los faros del coche y reducir su deterioro como, por ejemplo, el uso de pasta de dientes, puesto que tiene propiedades abrasivas y es una forma casera de pulir la superficie. Se aplica en toda la superficie del faro, se deja por algunos minutos y se retira después con agua y jabón secando la zona correctamente al terminar.
Y cuando empiezan a estar opacos
Limpiar los faros va más allá de usar agua y jabón y hay ocasiones en las que tenemos que pulir la superficie cuando han perdido la transparencia y han cogido un tono opaco amarillento. Se puede utilizar un disco de lana con pulimento líquido, protegiendo antes las zonas cercanas de carrocería para evitar daños en la pintura, y en cualquier caso acabando este trabajo con un nuevo lavado en profundidad -con agua y jabón- para evitar que queden restos.
El bicarbonato de sodio podría servir también para hacer exactamente lo mismo, aunque mezclado con vinagre -en dos partes-. En este caso hay que tener especial cuidado al retirarlo y asegurarse de que no quede bicarbonato en la óptica. También podríamos usar vinagre reducido con agua, y rociar el faro con esta mezcla usando un paño de microfibra para limpiar más a fondo que con el agua y el jabón. En cualquier caso, el pulimento es más eficaz.
Pero cuando los faros ya están deteriorados
Pero cuando los remedios caseros ya no funcionan y los faros ya están totalmente opacos y deteriorados, es hora de pensar en medidas más drásticas: reemplazar los faros. Aún así puede darse el caso de no haber recambio para nuestro faro, y tener que buscar uno de desguace cuyo estado no es mucho mejor al que ya tenemos. Para estos casos, siempre podremos recuperar nuestro faro lijándolo.
Con agua limpia y lija grano P1200 o superior, lijamos en húmedo toda la óptica para eliminar la suciedad incrustada en la superficie, efectuando movimientos circulares y sin apretar demasiado para no dejar marcas en la óptica del faro. Tras el lijado y lavado, la óptica quedará mate. A partir de aquí podremos actuar de dos maneras. La más sencilla con pulimento líquido devolveremos la transparencia y el brillo del faro frotándolo, o aplicar un barniz transparente especial policarbonatos para devolver el brillo y proteger la óptica de los rayos UV del sol.